Xosé Castro se especializó en la traducción audiovisual. De ahí que haya
hecho hablar en castellano a los personajes de 'Matrix' o 'Black Hawk
derribado'. Ahora está inmerso en la serie 'The Office'. Todo un reto,
asegura. La pasada semana intervino en unas jornadas en la UA.
Traductor, corrector de estilo, redactor creativo, formador, fotógrafo... La verdad es que soy un poco hombre orquesta. Quizá uno de los adjetivos que más se atribuye a un traductor es el de curioso y eso me ha llevado a convertir aficiones en profesión. Yo soy autoempleo en su esencia. Empecé como traductor en el año 90 y en aquel momento fue el boom de las privadas y había mucha demanda de
traducción de películas.
¿Por qué cree que es tan importante la profesión de traductor?
El interés por la lengua ha estado siempre, pero para muchos estudiantes la traducción es una aplicación más práctica de la filología, por eso ha aumentado el número de facultades de Traducción. Se ve como una profesión práctica y además está muy presente. Vivimos constantemente mamando traducciones, desde las instrucciones de cualquier aparato hasta los libros que leemos.
¿Ser español es una ventaja al ser un idioma muy utilizado en el mundo?
Sí, sí, es una potencia no tan representativa como debiera por el número de hablantes, pero hace que haya una demanda enorme de traducciones al español. Además, creo que hay que dejar cada lengua para los nativos. Yo he conocido excelentísimos traductores de inglés que no podrían mantener una conversación telefónica en ese idioma.
Usted parte de la premisa de que se puede vivir bien de la traducción.
Sí, sí. Se puede vivir bien y hay mucho trabajo. Además es que yo intentó luchar contra la imagen que tienen algunas carreras de letras de que somos como almas en pena. Periodistas, filólogos, licenciados en humanidades... nos pasamos el día dando explicaciones de las salidas que tiene nuestra profesión. Pero sí se puede vivir porque tu mercado es el mundo. Puedes trabajar haciendo traducciones para una empresa que está en Taiwan. Tu cliente potencial es el mundo entero. Yo aspiraba a trabajar en agencias de Madrid, pero ahora
trabajo sobre todo para fuera.
¿No cree que mejor ver las películas en versión original que con subtítulos?
Ahí me debato porque vivo del doblaje, pero a título personal prefiero la versión original. Pensé que cuando empezasen las privadas al doblaje le quedarían dos días, pero cuesta mucho hacer esa transición. Y yo creo que, aunque suene mal, ha hecho más por la versión original el pirateo de películas que ninguna otra política estatal. Además influye en el aprendizaje de idiomas. Ahora empieza a haber una demanda mayor de versión original, pero siempre es más fácil digerir una película doblada.
Dígame ¿cómo fue subtitular Matrix?
Era muy enrevesada y tuve que hacer la traducción para doblaje y para subtitulación. No era especialmente difícil, lo es más un capítulo de The Office. Matrix tenía un lenguaje inventado, de ficción y tienes que recrear ciertas palabras, un poco basándote en la lengua original, pero el gran caballo de batalla son las referencias culturales y las bromas. Con las referencias culturales hay que traicionar mucho el texto porque el objetivo no es tanto ser fiel al texto como provocar la misma reacción y emoción que al espectador original. Yo digo que somos traductores de emociones no de palabras. Si el espectador original llora, el español tiene que llorar. Por eso los gags de The Office son muy difíciles.
¿Hay mucha diferencia entre traducir cine y traducir libros?
La traducción audiovisual es muy diferente porque tratas tantos temas que es una locura. Hoy te toca algo sobre hormigas y por la tarde una serie de médicos o de abogados. También hay que saber cuándo no tienes que aceptar trabajos y cuándo pedir ayuda. Un traductor no tiene que saber medicina, pero tiene que exigir que te pongan un médico que supervise los guiones. Cuando traduje Black Hawk derribado pedí un asesor militar y lo tuve. En las primeras temporadas de CSI por ejemplo hubo unos errores de traducción gravísimos. Igual que con los hermanos Marx, eran muy modernos para su época y los juegos de palabras aquí no los entendían los traductores. Los ingleses dicen que su humor es inteligente y los españoles que es humor absurdo.
Perdone, pero hay series y películas con subtítulos que dejan mucho que desear?
Pues sí. Recuerdo una película en la que un avión se caía y el capitán gritaba «May Day», pero lo habían doblado «Día de mayo, día de mayo». En los subtítulos de Internet es peor porque son aficionados.
Ahora que Megaupload está cerrado, ¿qué va a hacer toda esa gente que subía las películas subtituladas y todo? Hombre siempre hay un roto para un descosido. Eso no hay quien lo pare. La parte de actividad ilegal era patente que en algún momento tenía que estallar. Aquí lo vemos con muy buenos ojos, pero no deja de ser un menoscabo para muchos, y los traductores salimos malparados porque tenemos derechos de autor. Es un tema polémico porque hay mucho talibán del«todo libre», pero lo que sí es cierto es que hay que ofrecer televisión en Internet de calidad. Esas cosas son el futuro y tienen que funcionar.
Traductor, corrector de estilo, redactor creativo, formador, fotógrafo... La verdad es que soy un poco hombre orquesta. Quizá uno de los adjetivos que más se atribuye a un traductor es el de curioso y eso me ha llevado a convertir aficiones en profesión. Yo soy autoempleo en su esencia. Empecé como traductor en el año 90 y en aquel momento fue el boom de las privadas y había mucha demanda de
traducción de películas.
¿Por qué cree que es tan importante la profesión de traductor?
El interés por la lengua ha estado siempre, pero para muchos estudiantes la traducción es una aplicación más práctica de la filología, por eso ha aumentado el número de facultades de Traducción. Se ve como una profesión práctica y además está muy presente. Vivimos constantemente mamando traducciones, desde las instrucciones de cualquier aparato hasta los libros que leemos.
¿Ser español es una ventaja al ser un idioma muy utilizado en el mundo?
Sí, sí, es una potencia no tan representativa como debiera por el número de hablantes, pero hace que haya una demanda enorme de traducciones al español. Además, creo que hay que dejar cada lengua para los nativos. Yo he conocido excelentísimos traductores de inglés que no podrían mantener una conversación telefónica en ese idioma.
Usted parte de la premisa de que se puede vivir bien de la traducción.
Sí, sí. Se puede vivir bien y hay mucho trabajo. Además es que yo intentó luchar contra la imagen que tienen algunas carreras de letras de que somos como almas en pena. Periodistas, filólogos, licenciados en humanidades... nos pasamos el día dando explicaciones de las salidas que tiene nuestra profesión. Pero sí se puede vivir porque tu mercado es el mundo. Puedes trabajar haciendo traducciones para una empresa que está en Taiwan. Tu cliente potencial es el mundo entero. Yo aspiraba a trabajar en agencias de Madrid, pero ahora
trabajo sobre todo para fuera.
¿No cree que mejor ver las películas en versión original que con subtítulos?
Ahí me debato porque vivo del doblaje, pero a título personal prefiero la versión original. Pensé que cuando empezasen las privadas al doblaje le quedarían dos días, pero cuesta mucho hacer esa transición. Y yo creo que, aunque suene mal, ha hecho más por la versión original el pirateo de películas que ninguna otra política estatal. Además influye en el aprendizaje de idiomas. Ahora empieza a haber una demanda mayor de versión original, pero siempre es más fácil digerir una película doblada.
Dígame ¿cómo fue subtitular Matrix?
Era muy enrevesada y tuve que hacer la traducción para doblaje y para subtitulación. No era especialmente difícil, lo es más un capítulo de The Office. Matrix tenía un lenguaje inventado, de ficción y tienes que recrear ciertas palabras, un poco basándote en la lengua original, pero el gran caballo de batalla son las referencias culturales y las bromas. Con las referencias culturales hay que traicionar mucho el texto porque el objetivo no es tanto ser fiel al texto como provocar la misma reacción y emoción que al espectador original. Yo digo que somos traductores de emociones no de palabras. Si el espectador original llora, el español tiene que llorar. Por eso los gags de The Office son muy difíciles.
¿Hay mucha diferencia entre traducir cine y traducir libros?
La traducción audiovisual es muy diferente porque tratas tantos temas que es una locura. Hoy te toca algo sobre hormigas y por la tarde una serie de médicos o de abogados. También hay que saber cuándo no tienes que aceptar trabajos y cuándo pedir ayuda. Un traductor no tiene que saber medicina, pero tiene que exigir que te pongan un médico que supervise los guiones. Cuando traduje Black Hawk derribado pedí un asesor militar y lo tuve. En las primeras temporadas de CSI por ejemplo hubo unos errores de traducción gravísimos. Igual que con los hermanos Marx, eran muy modernos para su época y los juegos de palabras aquí no los entendían los traductores. Los ingleses dicen que su humor es inteligente y los españoles que es humor absurdo.
Perdone, pero hay series y películas con subtítulos que dejan mucho que desear?
Pues sí. Recuerdo una película en la que un avión se caía y el capitán gritaba «May Day», pero lo habían doblado «Día de mayo, día de mayo». En los subtítulos de Internet es peor porque son aficionados.
Ahora que Megaupload está cerrado, ¿qué va a hacer toda esa gente que subía las películas subtituladas y todo? Hombre siempre hay un roto para un descosido. Eso no hay quien lo pare. La parte de actividad ilegal era patente que en algún momento tenía que estallar. Aquí lo vemos con muy buenos ojos, pero no deja de ser un menoscabo para muchos, y los traductores salimos malparados porque tenemos derechos de autor. Es un tema polémico porque hay mucho talibán del«todo libre», pero lo que sí es cierto es que hay que ofrecer televisión en Internet de calidad. Esas cosas son el futuro y tienen que funcionar.
Cristina Martínez